No pensaba escribir ningún Viernes Dando La Nota durante la
época navideña, siguiendo la estela de la mayoría de mis compañeros de recomendación
musical, pero las circunstancias me han empujado a adelantarme a mis
pretensiones.
Hace unos días fallecía una de las grandes figuras del panorama rock
internacional del último siglo: Lemmy Kilmister, líder, fundador y vocalista de
Motörhead.
Desgraciadamente, el mismo día se marchaba también para no
volver una persona de mi entorno. Alguien de poca importancia a nivel
mediático, pero vital para mí, que ha dejado un vacío bastante más profundo en
mi ser y en mi estar habitual que el veterano cantante. Alguien llamado Luis.
Lo más curioso es que sus vidas han sido relativamente
simétricas. Luis no era músico, ni vivió tan al límite como el pequeño Ian Fraser Kilmister. Seguramente hizo menos kilómetros en su vida, y supo ejercer mejor como esposo, padre y, sobre todo, como abuelo. Un fontanero jubilado sencillo frente a una rock star.
Vaya mierda de simetría, estaréis pensando.
Sin embargo, los dos eran unos cascarrabias entrañables y fumadores
empedernidos; ambos han sido unos currantes natos desde su más tierna infancia
y ambos se han pasado media vida renegando de los curas. A uno le gustaba beber
en su justa medida y al otro en su medida justa (más o menos, una botella de
Jack Daniels diaria).
Y, lo más triste,
es que ambos han muerto a los 70 años aquejados de la misma enfermedad.
Sirva este post de homenaje para ambos.
Os deseo un feliz primer VIERNES DANDO LA NOTA de 2016 y un nuevo año próspero y feliz, en el que el cáncer se convierta en un mal menor.
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